miércoles, 31 de agosto de 2011

ALICE COOPER & SUZI SIMPSON, EXTRAÑA ALIANZA

Aprovechando que el especialista Martos está viajando por esos mundos de Dios, les recomiendo un curioso (y freak, vale) artefacto. Se trata de un libro de pequeño formato, sin texto, cuyo autor es el fotógrafo Brian Kennon. Con aspecto parecido al de en Jeff Bridges en El Gran Lebowski, Kennon transita por la frontera que separa lo convencional de lo sorprendente. Y su libro, editado por 2ndcannons, está ocupado por instantáneas de Alice Cooper y de la modelo Suzi Simpson ligerita de ropa. Bueno, es un eufemismo: mayormente en pelota picada. Erotismo soft y Cooper en acción, con o sin serpiente, con espuma en la boca o con sangre en el rostro. Brian busca paralelismos, pero cuando es imposible lograrlos suelta imágenes tremendas. ¿Dónde localizarlo? En la web de la editorial (tirada limitada de 500 copias) o donde lo compré yo: en una nueva librería especializada en libros autoeditados  o de autor. Se trata de Múltiplos, recién inaugurada en la calle Lleó, 6 de Barcelona, una pequeña gran librería en la que encontrar libros impensados e impensables. Otro valiente proyecto que busca hacerse un hueco en estos complicados tiempos. Suerte, love it to death.

martes, 30 de agosto de 2011

SON DROGADICTOS.

O eso decían. Cantaban a todo pulmón “soy drogadicto, mi droga es Benedicto” por las calles de Madrid, esas en las que Sabino Méndez y Loquillo decían que Pepe Risi había matado el silencio. Eran los jóvenes peregrinos. Centenares de miles. Topé con ellos en colorido festín en el que se mezclaban brasileños (y brasileñas) que parecían ir a la playa, legionarios de uniforme pero sin cabra, barbilampiños franciscanos con hábitos y pesados crucifijos al cuello, mirones y confesores voluntarios. Todos juntos invadiendo la Plaza Mayor y la Puerta del Sol, pocas fechas antes reducto de los indignados. Sin entrar a valorar el fondo, hay que reconocer que la campaña de marketing ha funcionado a la perfección. Todos drogados de fe, como si fueran a un bolo de Bono y sus U2. Para alucinar como hacía Santa Teresa.

lunes, 29 de agosto de 2011

LO NUEVO DE JAYHAWKS

Me ha dejado frío, totalmente frío. Parecía imposible, visto el auto bombo que Louris y Olson se han aplicado. Hablan maravillas de sus nuevas canciones, y a la tercera audición estás convencido de que no las recordaras en unas semanas. No hay química, por momentos parece que ofrezcan descartes (poco valiosos) de sus viejos discos, por momentos que sigan sin hablarse y que lo que ofertan sea material de sus discos en solitario. En contados momentos rozan lo emocionante, y abundan los lugares comunes y el tedio. Una lástima, que en mi caso he soportado mucho mejor gracias a unos chicos de Getxo. Me los recomendaron desde el frente norte de Ruta 66, y una vez más no fallaron: The Fakeband se han marcado uno de los discos del año. A medio camino entre el soft rock angelino, los sonidos patentados por Buffalo Springfield y (maldición) los mejores discos de The Jayhawks, Too Late, Too Bad es un álbum magnífico. Les acerca a unos Freewheelin’ Tornados alejados de la botella y siguiendo dieta de relajantes naturales y fumables. Y a la primera división del rock de raíces actual. Disponible por cortesía de Rock Indiana. Imprescindible. Seguiré dando la tabarra con ellos, palabra.

martes, 23 de agosto de 2011

BURNING BILBAO

No, no se trata de un error. Burning. Bilbao. Una banda fundamental para entender la historia del rock nacional, y una ciudad que les entiende como pocas.
Burning son una de mis obsesiones, lo reconozco. Y llevo años recopilando material relacionado con el grupo que, cantando en castellano, más me ha dado. El proceso no siempre ha sido sencillo, pero es enormemente gratificante. Por los detalles que descubres, por las innumerables audiciones de sus discos y por no perderse sus conciertos. Y por la gente que circula a su alrededor. Algunas personas dejan huella, y en su órbita abundan los personajes entrañables. La pasada semana tuve la ocasión de conocer a uno de ellos. Todo el mundo le conoce por su seudónimo, Bolo. Gestiona una maravillosa asociación cultural en la calle Huertas de Madrid, donde la poesía, la pintura y la música caminan de la mano. En pocos minutos percibes que es un tipo de verdad. Honesto. Alguien que podía haber trepado en el mundillo musical y que prefirió mantenerse fiel a sí mismo. Desde las barricadas, sigue militando a su modo en eso a lo que ha dedicado prácticamente toda su vida.
Él fue el responsable de dos de los conciertos más recordados y míticos de Burning, a principios de los ochenta, en la sala que regentaba en Bilbao. Decenas de anécdotas, sentimiento a raudales. Y un tesoro que ha cuidado durante décadas y que me ha prestado gustosamente: fotografías inéditas de la banda que le cedió Toño, el cantante original, antes de fallecer.
Este regreso tras el parón vacacional no pretende ponerles a ustedes los dientes largos. Las compartiré también con quién quiera o sepa apreciarlas. Pronto. Y  entonces será el momento de darle las gracias a Bolo. Una vez más.