martes, 30 de agosto de 2011

SON DROGADICTOS.

O eso decían. Cantaban a todo pulmón “soy drogadicto, mi droga es Benedicto” por las calles de Madrid, esas en las que Sabino Méndez y Loquillo decían que Pepe Risi había matado el silencio. Eran los jóvenes peregrinos. Centenares de miles. Topé con ellos en colorido festín en el que se mezclaban brasileños (y brasileñas) que parecían ir a la playa, legionarios de uniforme pero sin cabra, barbilampiños franciscanos con hábitos y pesados crucifijos al cuello, mirones y confesores voluntarios. Todos juntos invadiendo la Plaza Mayor y la Puerta del Sol, pocas fechas antes reducto de los indignados. Sin entrar a valorar el fondo, hay que reconocer que la campaña de marketing ha funcionado a la perfección. Todos drogados de fe, como si fueran a un bolo de Bono y sus U2. Para alucinar como hacía Santa Teresa.

5 comentarios:

  1. No insultes a los drgotas por favor! Estos estaban lobotomizados!¿o eran zombis?
    Amen

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  2. Amigo Tsi - Na - Pah, parecían estar en estado de trance......
    Dedospegajosos

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  3. Grandioso eslogan!! No puedo parar de repetirlo a modo de letanía: "SOY DROGADICTO, MI DROGA ES BENEDICTO!!!!"
    Ja!Ja!Ja!Ja!Ja!.....

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