El otro día vi, finalmente, el documental sobre Lemmy. Por una causa u otra, nunca había podido verla, y ya era hora. No soy seguidor acérrimo de su banda, pero es imposible no sentir simpatía por semejante elemento, y ver a los Motor cada cierto periodo de tiempo es altamente recomendable para la mente (para la salud, no tanto). El film es tronchante, claro, y el tipo de las botas blancas muestra toda su humanidad. Si sus recomendaciones sobre drogas a su hijo, los comentarios sobre sus ex y su concepción del rock and roll no tienen desperdicio, su (conocida) faceta como semi – ludópata es la monda.
Servidor, que ha trabajado en varios conciertos del hombre, lo ha visto con sus propios ojos: en una ocasión, bajó del autocar de gira repartiendo latas de cerveza a los chicos que iban a montar su equipo....y pidiendo que trataran con especial delicadeza a un flycase. Pensábamos que era el cabezal de su amplificador, pero cuando pidió que le siguiéramos hasta su camerino empezamos a imaginarnos lo contrario. Exacto, era la máquina tragaperras que siempre viaja con él.
Más feliz que un yonki con una papela de seis gramos, se sirvió generosa ración de Jack Daniels con cola y a jugar. Si se queda sin monedas, no hay problema: saca la llave, abre el cajón y vuelve a empezar.
Ahí le dejamos, a su rollo unas horas antes del concierto. Por cierto, cuando descansaba del agotador ejercicio de jugarse su propia pasta, leía un libro.
¿Saben que libro? White Line Fever. Su biografía......
Incorregible.
Todo un personaje. Que el documental refleja fielmente. Saludos.
ResponderEliminarAun no la he visto y eso que la echaron la otra noche por la dos!Ya caera!
ResponderEliminarSaludos
Buenisima anecdota, todo un personaje !!!saludos
ResponderEliminarYa me la contaste en su día, pero la anécdota de su autobiografía me sigue pareciendo genial.
ResponderEliminarUn saludo
El hombre es tremendo, nos lió unas cuantas de cine....
ResponderEliminarAbrazos
Dedospegajosos