jueves, 18 de noviembre de 2010

PATTI SMITH Y SU NATIONAL BOOK AWARD





Merecido el premio para la Smith, carajo. Mujer que exuda rock y poesía entrada en la madurez, que sigue firmando conciertos inapelables y mostrando una actitud 100 % rock’n’roll: en su cita con el público en Sant Feliu de Guixols (Girona) se pilló un cabreo monumental cuando un espectador la acusó de ser “muy profesional”. ¿El resultado? Pisó el acelerador, sus versiones de Stones y de su amigo Jim Carroll olían a pólvora y acabó arrancando las cuerdas de su guitarra, su arma favorita.  Intensa, contundente. Pero mostrando una sensibilidad emocionante. La misma que expresa con palabras en su libro Just Kids, rememoración de sus años juveniles junto a su querido Robert Mapperlthorpe. Mi buen amigo (y excelente conocedor de la vida y milagros de Patti) Toni Castarnado lo radiografió con su habitual acierto en Ruta 66. Aquí tienen su reseña.

“Nos despedimos y salí de su habitación. Pero algo me impulsó a regresar. Se había quedado dormido. Lo miré. Tan sereno como un niño viejo. Abrió los ojos y sonrió. ¿Ya has vuelto? Y luego se durmió otra vez. Así pues, mi última imagen fue como la primera. Un joven bañado de luz que abrió los ojos y sonrió con complicidad a una persona que jamás había sido desconocida”. Y cómo las promesas están para cumplirlas, Patti Smith le debía una a su amigo del alma desde hacía tiempo, cuando éste le pidió que un día escribiera la historia de ambos. Pero las dolorosas muertes de Fred Sonic Smith y de su hermano Todd, le habían impedido hasta ahora ponerse manos a la obra, los recuerdos eran demasiado recientes, y no fue hasta estar completamente fortalecida y segura de sí misma, cuándo la poetisa metida a músico decidió emprender la aventura de escribir tan excitante novela con tintes realistas. Una telaraña de sueños compartidos, el anhelo de una libertad que permanecía condicionada al amor por el arte, una creatividad que brotaba y brotaba, el encuentro entre dos amigos que se profesan amor, sinceridad y lealtad eterna. Se puede y debe observar cómo Patti Smith crecía en un mundo el cuál no la comprendía aunque al final se abriese un hueco allá dónde el hombre dominaba el cotarro, o cómo Robert Mapplethorpe abría la puerta a toda clase de experiencias personales, algunas absolutamente geniales y otras devastadoras para un tipo frágil como él. Éramos unos niños nos sitúa en una época concreta, desde el año 1967 hasta 1989, la radiografía de una rebelión por parte de unos personajes inconformistas, buscando su lugar en un mundo que te eleva y tritura a la vez. Escrito, como no podía ser de otra manera, de forma exquisita, el libro devora al propio lector, gracias a la naturalidad y el cariño con el que relata cada anécdota. Patti Smith saca a paseo al ser humano entrañable y buena persona que lleva dentro, sin tapujos ni prejuicios, un complemento ideal al documental Dream of life.”
Gracias, Toni. En España, editado por Lumen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario