Escribo estas líneas tras regresar a Barcelona. Tres días en el Monkey Week dan para mucho, cinco son una prueba de supervivencia: un sinfín de conciertos desperdigados por el Puerto de Santa María, interesantes mesas redondas matinales, presentaciones de libros y la dificultad de esquivar a los centenares de asistentes que salían a tomar la población en el intervalo horario comprendido entre las 19 horas (finalización de muchos actos) y las 22 horas (empezaba la peregrinación hacia el famoso Monasterio – prisión del que se fugó El Lute). A partir de esa hora la cosa cambiaba, todos los gatos eran pardos y lo que sucedía era secreto de sumario. Bueno, todo no: parecía que una nube cargada de lluvia perseguía a los triunfadores de la anterior edición. Hablo de Luger y su tremenda propuesta:
Si atreverse a practicar rock cósmico en este país, en el que todo lo relacionado con el progresivo sigue siendo motivo de pánico –aunque, ya lo verán, la cosa cambiará pronto vista la inclinación del gafapastismo a no poner pies en polvorosa en bolos de bandas que enarbolan la filosofía kraut-, es un posible suicido artístico, los chicos de Lüger parecen dispuestos a morir matando. Y de qué manera: tras la anulación de su pase por un diluvio de dimensiones colosales, se les reubicó en la siguiente jornada. Entre relámpagos y truenos, bajo una persistente llovizna, demostraron el motivo por el que empiezan a ser la comidilla del underground más extremo, el de verdad.
Si no les han escuchado, muevan ficha. Su primer disco disponible en vinilo o descarga gratuita. Y quienes tienen previsto desplazarse al próximo Primavera Club, que no desaprovechen la oportunidad de dejarse aplastar por su estratosférico sonido. Explican cosas de otro mundo…….
El Puerto de Santa María, un marco incomparable para la música (para escuchar y tocar, y por suerte experimenté en su día las dos cosas). Y Lüger son espectaculares, ya hablasteis hace meses en Ruta de ellos.
ResponderEliminarSaludos!
Me encanta su Lp, celebro que también te hayan llamado la atención.
ResponderEliminarEduardo Ranedo