MR. CHINASKI Y SUS DISCOS

Triste, comprobar cómo el paso de los años acostumbra a enfriar el entusiasmo compulsivo que (siempre) debe acompañar a todo lo relacionado con la música. Abundan los ejemplos, claro. Por eso siempre es gratificante encontrarse con personajes que vibran como inocentes niños cuando cae en sus manos un buen lote de vinilos. Chinaski es uno de ellos. Tuve la fortuna de ser escogido por la señora Chinaski como asesor de sus compras navideñas, y solo me fastidia haberme perdido el momento en que extrajo los discos de la bolsa que nos había preparado nuestro dealer favorito de la calle Tallers de Barcelona, Enric. Puedo imaginármela, de todos modos. E imaginármelo maltratando la aguja de su equipo, sometida a horas extras para desvirgar tanto plástico recién llegado a sus dominios.

Me permití la licencia, eso sí, de deslizar un par de fijaciones personales. Una es Peter Hammill. El tipo clasificado como rarito que es capaz de entregar decenas de discos, todos inmaculadamente buenos desde los tiempos de Van Der Graaf Generator. La última vez que lo vi en vivo, en un modesto Centro Cultural en Manlleu, expulsó de mi maltratado cerebro todas las dudas perniciosas, las tentaciones oscuras y los bajos momentos. Es la suya una voz redentora, es su piano una línea directa con el nirvana. Nada mejor para empezar con él que fundirse con los surcos de su álbum The Love Songs. Dedicado a la familia Chinaski y a todos ustedes, por supuesto. Ya solo falta que Maika Makovski se deje convencer para grabar la canción de Peter <<House With No Dooor>>………..